Inmersos en Líbano y en pleno aclimatamiento al tempo acelerado de las calles de Beirut, nos lanzábamos a la aventura que suponía dar una vuelta por libre por la geografía libanesa a bordo de un coche alquilado. La idea de conducir por Líbano después de haber sido testigos del tal desastre de circulación, nos hacía sentir un ligero sobrecogimiento en el pecho, ese cosquilleo de: ‘En realidad no me atrevo pero lo voy a hacer de todas formas’.
Pensamos que lo mejor sería alquilar el coche un poco a las afueras de la ciudad, en la parte norte, desde donde ya teníamos cerca la salida a la ciudad para ahorrarnos así conducir por esta locura de tráfico.
Lo que en teoría iba a ser pan comido se convirtió en una odisea para llegar hasta la oficina donde debíamos de recoger el coche. Para empezar, los services (servicio barato de los taxis) no querían llevarnos tan lejos de la ciudad así que tuvimos que acudir a un Starbucks donde con su WiFi pedir un Uber para que nos recogiera allí y de camino por qué no, bebernos un café. El conductor de este Uber era un ex-militar que había luchado durante años en misiones contra el Daesh, no se cortaba ni un pelo a la hora de hablar sobre ello, sus palabras nos dejaron mudos. No nos queríamos ni imaginar lo que ese hombre había vivido en esas guerras, algo podíamos intuir por su mirada. No nos recomendó para nada ir a Balbeeky se sorprendió de que ya lo hubiéramos hecho, ya que según él, suponía ser un área muy peligrosa al estar en control de Hezbollah. Nos dejó su número por si necesitábamos algo, en plan protector, fue muy interesante compartir ese rato de charla. Es la historia de muchos de los habitantes del Líbano.
Al llegar, la oficina nos la encontramos cerrada, al parecer nos confundimos de dirección y elegimos la oficina errónea. Después de intentar llamar a su oficina, teniendo que comprar primero una tarjeta con crédito para llamadas para poder utilizar las cabinas callejeras, pudimos dar con ellos para avisar de que llegaríamos más tarde. A falta de transporte que se dirigiera hacia allá, decidimos andar los 3 km que habían, no sin antes preguntar la dirección en un centro comercial que había por allí, no teníamos claro a donde teníamos que dirigirnos. Menos mal que íbamos tan ligeros de mochilas para este viaje, no sabéis lo mucho que se agradece para hacer los desplazamientos. Cuanto más viajamos, más ligeros vamos, es algo que se aprende después de mucho viajar.
Más tarde de lo esperado y sudorosos de andar por una calle ruidosa y calurosa, llegamos a la oficina donde muy amablemente nos dieron un Kia Picanto muy nuevo, era ideal para nosotros. Compacto y con un motor que gasta muy poco aunque se dice que en Líbano, cuanto más pequeño es el coche menos te respetan en la carretera.
La primera parada de nuestra ruta en coche sería las Jetta Caves.
Para salir de Beirut con ese trafico infernal no fue para tanto de como habíamos esperado, una vez que estás al volante todo te parece más manejable, al menos para mí que ya me he visto envuelto en batallas como esta o peores. Una vez que sales del enjambre de Beirut se desentapona todo y conducir se hace mucho más sencillo aunque siempre hay que andar con mil ojos, los conductores de Líbano no suelen indicar sus movimientos y hay que anticiparse siempre. Los carriles tampoco se respetan, cada una va por donde le da la gana y si hay caravana, la primera regla es meterte donde quepas, creando a veces 5 carriles de 3. A mi personalmente me pareció muy divertido conducir por Líbano. Sin embargo, Perrine que estaba todo el rato de copiloto, lo pasó un poco mal. Al llegar a los alrededores de las cuevas, las calles que constantemente vimos habitadas desde que salimos de Beirut iban a menos dando paso a más naturaleza que empezaba a predominar el paisaje.
Estatuas en la entrada de las cuevas |
Hay dos partes para visitar en las cuevas, las cuevas de arriba y las de abajo. Se empieza visitando las cuevas de arriba a las cuales se llegan mediante un teleférico que te lleva a las alturas pasando por lo alto de un pequeño cañón por el que pasa un río.
Desgraciadamente la fotografía está prohibida en estas cuevas y justo antes de entrar dejamos nuestros móviles y la cámara en unas taquillas que hay para este propósito.
Las cuevas son realmente impresionantes, con algunas formaciones que no había visto anteriormente. Las estalagmitas eran enormes, precisamente aquí se haya una de la más grande jamás encontrada. Hemos visto muchas cuevas en nuestros viajes pero cuevas como esta siempre impresionan, aunque sea un poco de lo mismo. Una particularidad se encuentra en las cuevas de abajo. Para visitarlas te suben a una especie de barca que mueven a remo. El silencio que se vive hay abajo rodeado de tanta belleza es para disfrutarlo.
Fenicios everywhere |
Desde las cuevas nos iríamos directamente dirección norte para llegar hasta el mirador de Nuestra Señora de Líbano, en Harissa. Un lugar situado en las montañas que hay sobre la ciudad de Jounieh. Hay dos opciones para llegar a este mirador. Una es la más popular y cara de subir en teleférico desde la ciudad y la segunda es en venir por las interminables curvas en coche, como hicimos nosotros. Ya arriba en el mirador puedes subirte a una especie de torre donde se encuentra la estatua de una virgen desde donde se tienen vistas preciosas de toda la bahía y de la ciudad de Jounieh y hasta del skyline de Beirut. El día estaba un poco neblina lo que restó un poco a la vista pero aún así no dejamos de disfrutar de ello. Cerca de allí se encuentra la llamativa Basílica de San Pablo.
Basílica de San Pablo |
Vistas desde Harissa |
Vistas a Jounieh |
Basílica de San Pablo |
Desde Harissa empezamos a bajar por las curvas dirección de la costa por donde llegamos a la ciudad patrimonio de la UNESCO de Byblos -Jbeil en árabe-, la que dicen que es la ciudad constantemente habitada más antigua de nuestra civilización.
Byblos proviene de la palabra griega de ‘Papyrus‘ -papel- ya que fue lugar principal de la ruta del negocio del papel. Fue lugar donde se desarrolló el nuevo alfabeto, inventado por los fenicios.
Considerada como la primera ciudad fenicia se dice que fue fundada 5000 A.C., según el historiador fenicio Sanjuniatón y ha sido constantemente habitada hasta el presente. Fue elegida por Conde Nast Traveler como la segunda mejor ciudad del Medio Oriente y fue considerada como la mejor ciudad turística árabe en 2013.
Por suerte o desgracia sus calles del centro histórico estaban vacías de turistas, se dice que la temporada baja en Líbano es muy baja en cuanto a turismo, lo sentimos más que en otros lugares, pocos o casi ningún turista nos encontramos en nuestro camino. Nos comentaron que en verano es todo mucho más animado. Sin embargo, sus callejuelas de piedra caliza llena de restaurantes (algunos cerrados) y de tiendas de souvenirs nos parecieron de lo más acogedoras por las que dar un más que agradable paseo por el pintoresco centro histórico. Probablemente sea el lugar más turístico de todo Líbano.
Bar en el centro histórico. |
Yo posando junto a la bonita bandera libanesa en la entrada del castillo de las cruzadas |
Llegamos justo a tiempo antes de que cerraran para visitar sus famosas ruinas de la fortaleza que se crearon en la época de las cruzadas, las cuales se encuentran muy cerca del mar. Caminamos un buen rato entre sus ruinas de las que destaca su gran fuerte que sigue muy bien conservado y que fue construido en el siglo 12. Desde arriba del fuerte se tienen buenas vistas. Se puede llegar a ver Beirut y playas de alrededores. Con el mapa fuimos descubriendo rincones de las ruinas con sus explicaciones correspondientes como el Pozo del Rey, el Templo del Obelistco o la Necrópolis Romana.
Fuerte de la cruzadas |
Tumba fenicia |
Templo del Obelisco |
Centro histórico de Byblos |
Material típico de los edificios en esta parte de Líbano |
Vistas desde nuestro hotel Ahiram a la playa de Bahsa |
Fue un día repleto de emociones, repleto de visitas a lugares interesantes de un país que nos estaba sorprendiendo muy gratamente. Condujimos por su locura de tráfico de Beirut de fama mundial con una mañana algo estresante. Estrés que rebajamos a -1 en la tranquilidad de las cuevas de Jetta. Admiramos la belleza de Líbano desde lo más alto en el pueblo de Harissa y caminamos en el tiempo en la ciudad más antigua de nuestro planeta. Era hora de la segunda parte del viaje, nos adentrábamos al interior del país, donde un mar de montañas y pueblos cristianos nos esperaban con un sol radiante.
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