A decir la verdad, Ciudad de México o simplemente México -antiguamente conocida como Disfrito Federal-, nos imponía respeto. No la teníamos todas con nosotros eso de visitar una ciudad con casi 9 millones de almas, y es que entrábamos a una de las urbes más pobladas de todo el mundo, que se dice pronto. De todas formas, siempre íbamos con esa ilusión de conocer un lugar excepcional como lo es la capital mexicana. De sobra es conocida su mala fama por el alto índice de criminalidad, sobre todo en la periferia de la ciudad, un problema que ni los propios agentes de seguridad del estado pueden controlar. Aunque son problemas de bandas y drogas es algo que concierne al que viene de visita a la ciudad. Por eso nos íbamos a enfocar en visitar su centro más que nada y algunos lugares importantes de alrededor, donde todos los turistas viven en una especie de burbuja de seguridad. Caminando por el núcleo es impresionante ver a tanto policía por la calle, al menos te da algo más de tranquilidad. Siempre creo que actuando de forma lógica y saliendo en horarios normales no deberías de pasar ningún problema, infórmate siempre antes de hacia donde te diriges.
Saliendo de Querétaro ya tuvimos la primera sorpresa. Al subirnos al autobús teníamos que pasar antes por un control de nuestras mochilas y nos hicieron un pequeño cacheo, de esta forma quieren controlar un poco lo que entra desde fuera a la ciudad. Nuestro bus iba en dirección del centro de Ciudad de México aunque nos llevaron a una terminal más lejana de lo esperado…
Para llegar a nuestro hotel que encontramos por booking tuvimos que tomar un bus urbano desde la terminal que nos llevaba a una parada de metro, un señor nos indicó la parada. La locura solo había hecho que comenzar. ¡Qué gentío, qué locura!
El metro funciona a las mil maravillas aunque sea un poco descuidado y feo. Suele estar atestado de gente como es normal. Cambiando un par de veces llegamos a la parada donde teníamos que salirnos para caminar hasta nuestro hotel. Un hotel sorprendentemente barato y sorprendentemente bueno aunque había un detalle que no sabíamos de antemano… al parecer era un lugar donde acudían las parejas a ‘echar el rato’ aunque es algo que nos daba igual, ¡estábamos en una peazo de habitación a un precio de risa! Por fin un poco de tranquilidad al llegar a la habitación, fue un poco agobiante andar entre tanta gente con las mochilas a cuestas por el metro.
Encima la ubicación del hotel no estaba mal, no muy lejos del centro histórico pero lo suficientemente lejos como para encontrar comida barata y ver un poco la Ciudad de México más real.
Conociendo el centro histórico de la ciudad
Ver tanta vida por sus calles, llena de sonidos, olores y puestos de comida por todos sitios nos dio un subidón al cuerpo, la cosa prometía.
Dirección al centro desde nuestro hotel encontramos una calle donde vendían móviles ‘de segunda mano’. Me vino de perlas tras la desafortunada perdida de mi móvil en Querétaro, aquí pude encontrar una buena oferta que aproveché al momento.
Tantas cosas que hacer en esta ciudad y alrededores que no sabíamos ni por donde empezar. Teníamos que elegir y no era fácil así que empezamos con lo principal: su importante centro histórico.
Ciudad de México ha sido por siglos, el lugar de la capital precolombina y postcolombina. Antes de que vinieran los españoles y lo destrozaran todo lo que se les puso de por medio, fue una ciudad que fue habitada por los mexica en 1325. Este centro indígena era conocido como Tenochtitlan y fue el más fuerte e importante de toda Mesoamérica. La ciudad se encontraba en una isla en un lago (esta zona estaba cubierta por ríos) y fue el lugar donde los indígenas vieron a un águila encima de un nopal (tipo de cactus mexicano), esta imagen se ha convertido en el escudo de la actual bandera de México.
Relieves de serpientes |
Escudo de la bandera mexicana |
Esta ciudad fue posteriormente tomada por los aztecas y siguieron construyendo grandes edificios a su alrededor convirtiéndose en la capital de los aztecas. Actualmente, sobre estas ruinas, podemos encontrarnos con la impresionante Catedral Metropolitana, construida por los españoles colonos. Justo al lado de la catedral misma se encontraba los restos de lo que en su día fue la pirámide más importante del reino azteca.
En las ruinas de Tenochtitlan existe uno de los mejores museos de la ciudad llamado Templo Mayor. En él puedes encontrar información sobre la historia del lugar desde sus inicios hasta el presente. Es un museo muy interesante para aprender sobre la historia más directa del país y de como todo fue descubierto. Visita obligada.
Alrededor del zócalo (plaza central) se pueden visitar otros lugares sorprendentes como el Palacio Nacional. En él pudimos deleitarnos con los famosos murales del Diego Rivera, uno de los artistas más predilectos de México (fue hombre de la omnipresente Frida Kalo). Los murales son impresionantes y en ellos cuenta las atrocidades que el imperio español hacia a los indígenas entre otras cosas, nos dejó con la boca abierta. Otra de las visitas obligadas de Ciudad de México.
Callejeando por los alrededores del zócalo nos encontramos con los mercadillos y puestos callejeros. Calles repletas de puestecillos de todo lo que te puedas imaginar, de comida de todo tipo. Puestos llenos de fruta cortada que por unos cuantos pesos te ofrecen un vaso de plástico lleno hasta los topes. Para mí es una gozada caminar entre el jolgorio de las prisas, de los gritos de los vendedores, de los olores de los diferentes platos de comida y del puro regateo de los mercados latinoamericanos. Para comer lo hicimos en un lugar de una familia muy acogedora que nos preparó unos tacos de guiso que nos sabían a gloria.
La mujer de los guisos |
Preparando tortillas, alimento base de la comida mexicana |
Enamorado de las panaderías mexicanas |
Por otras calles nos encontrábamos con más murales, a cual más bonito. Murales que representa a la gente local, su historia o sus triunfos. Rasgos indígenas que nunca se borrarán por mucha influencia, conquistas o mezclas que exista entre ellos.
Mismas raíces, mismos rasgos generación tras generación |
Desde el zócalo sale otra calle comercial llamada Avenida Francisco Madero. Una de las calles más concurrida donde se encuentran todas las tiendas de marca y restaurantes caros. Es una calle que se dirige y tiene vistas a la Torre Latino, un alto edificio donde te puedes subir para tener vistas de la ciudad aunque por su alto precio decidimos no hacerlo.
El Museo de Bellas Artes puede que sea el más sorprendente de todos ellos, su cúpula es una auténtica maravilla. Aunque no entráramos, disfrutamos de su belleza arquitectónica.
Museo de Bellas Artes |
Museo Nacional de Antropología
Al museo de todos los museos de México se le de debe de dedicar tiempo, eso lo teníamos claro. Es un museo gigante que cuenta toda la historia de México ‘de pe a pa’. No solo eso, se informa de sus tribus, de sus tradiciones, de piezas tan simbólicas e importantes como la Piedra del Sol la cual fue encontrada en Tenochtitlan y fue expuesta durante un tiempo en la misma catedral metropolitana del zócalo. Estar ante esta pieza arqueológica tan importante en la historia azteca te da piel de gallina.
La Piedra del Sol |
Para verlo todo detenidamente y no saturarte con demasiada información se necesitarían al menos 2 días si no más. La verdad es que después de todo el día leyendo letreros y caminar entre salas a paso de ‘ir de shopping‘ acabamos muy cansados pero aprendimos muchísimo.
Para ‘hacer un break‘ fuimos fuera del museo donde hay mucha gente vendiendo comida. Allí mismo probamos la tlayuda, un bocado que no conocíamos y que nos pareció curioso. Es como una tortilla fina, grande y crujiente con nopales y queso por encima que no es que nos gustara tanto. Luego aprendimos que hay mas tipos de tlayudas más sabrosas.
Tlayudas |
Cerca del museo se encuentra el Bosque de Chapultepec donde se encuentra un famoso castillo, al llegar nos lo encontramos cerrado así que solo lo pudimos observar desde lejos.
Desde allí anduvimos al centro por la larga y moderna Avenida de Paseo de la Reforma, una calle donde puedes ver todos los rascacielos y lujuria de la ciudad. A lo largo de esta calle se pueden ver monumentos como El Ángel de la Independencia entre otros.
Plaza Garibaldi
El lugar más mariachi de toda Ciudad de México se encuentra en esta plaza no muy lejana al centro. Llegamos caminando desde el centro aunque no nos sentimos del todo seguros con el ambiente que veíamos, de todas formas, se puede ir fácilmente en bus. Es una plaza donde la gente va por la tarde y noche para tomar cervezas y escuchar mariachis de todas las bandas que hay allí disponibles. Si quieres sorprender con unos mariachis a tu mujer o novia no hay mejor lugar que este. Nosotros llegamos algo temprano y todavía no había mucho ambiente pero es un lugar que merece la pena ir a ver. Una de las esencias de México se encuentra en este lugar.
Mariachi en Plaza Garibaldi |
La grandeza de Teotihuacán
Si hay un lugar que teníamos en mente desde el primer momento que pisamos México era este. Uno de los tesoros arqueológicos de mundo ancestral se encuentra al norte de la Ciudad de México. Para llegar allí tuvimos que ir a la terminal de autobuses del norte en una especie de tranvía. En la terminal buscamos la taquilla de la empresa que se llama tal cual: Teotihuacan. Al subirnos al bus subió uno de seguridad con una cámara de vídeo en mano y empezó a grabar a cada uno de los que allí estábamos sentados. Por temas de seguridad nos dicen. No nos dejó muy tranquilos y más sabiendo de que es una ruta donde pasa por zonas peligrosas y donde se han dado lugar asaltos, aunque sea algo raro nunca se sabe. Los asaltos a autobuses en México es algo que está demasiado presente, unas zonas más que otras, pero ahí están.
Por el camino vimos colinas minadas de casas de colores, algo que me sorprendió. Supongo que es algo que hicieron para que no sea tan feo, la verdad es que funciona.
Camino a Teotihuacán |
Una vez en Teotihuacán (‘lugar donde las personas se convierten en dioses‘) debemos de andar un par de km para llegar a las ruinas donde tenemos que pagar la entrada estándar de la mayoría de ruinas aztecas/mayas/zapotecas/olmecas/etc, o sea, 65 pesos mexicanos. El sonido de mil jaguares nos daban la bienvenida. Soplamos de alivio al comprobar que simplemente son miles de vendedores intentándote vender ese silbato con sonido de jaguar. Tentativo pero no queremos caer en esa tentación, no es un sonido muy agradable que digamos.
Menos mal que vinimos tempranos, a estas horas de la mañana ya habían una gran maraña de personas, no me quiero imaginar como hubiera sido un poco más tarde aunque con el paso de nuestro tiempo en las ruinas lo sufriríamos en nuestras propias carnes.
Vendedores de Teotihuacán |
Al ver las pirámides alzándose al aire desde el suelo nos hizo soltar un tremendo ‘WOW’. Eran nuestras primeras ruinas indígenas que veíamos en este país e iban a ser una de las más espectaculares de todo Latinoamérica. Antes de nada, aclarar que no son ruinas aztecas o mayas como la mayoría espera. Estas ruinas; este asentamiento, fue creado por tribus indígenas muy anterior a estas. Tengamos claro que los aztecas son una civilización relativamente moderna y los mayas son los antepasados muy anteriores a estos, son dos grupos que no vivieron en la misma época. Es algo que lleva a confusión a la mayoría de turistas, algo que me reconozco me costaría colocar en su sitio en mi mente.
Lo primero que visitaríamos sería el conjunto de ruinas del Templo de Quetzalcoátl, es una pirámide no muy alta pero guarda tesoros como sus bonitas esculturas que decoran sus edificios como serpientes o caracoles marinos. Desde allí se va a través de la Calle de los Muertos al resto del complejo.
Las dos pirámides más grandes e impresionantes son la Pirámide del Sol y la Pirámide de la Luna. La del sol es la más alta del complejo y se puede subir hasta lo más alto de ella por unos escalones. Una vez arriba, hay que saludar al sol con la palma de las manos hacia el cielo, o al menos así hacían los locales que había por allí. Subir hasta ahí arriba es algo obligatorio, las vistas son muy bonitas y es algo muy emblemático. La Pirámide de la Luna es la segunda más alta pero sin embargo no se puede subir a lo más alto de ella. A pesar de ello, desde donde se puede llegar, se tiene la mejor vista de todas. Desde ahí arriba puedes observar todo el complejo arqueológico. Obligatorio sentarse y admirar todo el complejo que tienes ante tus ojos.
Pirámide de la Luna |
Vistas desde la Pirámide de la Luna |
Por último visitaríamos el conjunto de Quetzalpapálotl. Es el lugar donde residían la gente de alta jerarquía o clase sacerdotal. Por él se pueden ver frescos que aún se conservan.
Echamos más horas de las esperadas pero fue una visita que marcaría este viaje sin lugar a dudas.
La Basílica de Guadalupe
De vuelta a la ciudad aprovecharíamos para visitar otro de los puntos más interesantes que no queríamos dejar de visitar, la Basílica de Guadalupe. Lugar santuario de la iglesia católica, de peregrinación de los mexicanos y la virgen más importante de toda México.
Llegamos en metro fácilmente y al salir a la calle nos encontramos con cientos de personas caminando por la Calzada de Guadalupe donde vendedores de todo tipo de cosas te gritan casi al oído.
Iglesia del conjunto de Guadalupe |
Entrando a la Plaza Mariana podrás observar dos grandes iglesias casi tocándose entre ellas, son la Basílica nueva de Guadalupe y el bonito y viejo Templo Expiatorio al Cristo Rey. Ambas están abiertas al público, un público que contábamos por cientos, supongo que porque era domingo. En la iglesia estaban dando una misa y miles de personas se agolpaban alrededor del sacerdote. Este complejo se agolpa en el llamado Cerro de Tepeyac y paseando por el lugar puedes ver diferentes iglesias y esculturas al culto de la Virgen de Guadalupe.
Guadalupe y gente de piel oscura |
Nueva Basílica de Guadalupe |
Vista desde el Cerro Tepeyac |
Interior de la Basílica |
Acudir a este lugar tan representativo para el mexicano es una de las cosas que todo visitante a la Ciudad de México debería de ver para entender mejor la importancia de la religión y cultura en este país.
Tocaba moverse, Ciudad de México es uno de esos lugares en el que podrías estar meses sin haberlo visto todo. Nos faltaron lugares como el emblemático Museo Casa de Frida, una de las artistas más presentes en lo largo y ancho del país. Tendrá que ser para una próxima vez. Nuestro siguiente destino sería Puebla, otro estado y lugar UNESCO que prometía.
Post anterior del viaje:Querétaro, ya que estábamos…
Siguiente post del viaje: Puebla y Cholula, iglesias y pirámides gigantes