Cuba

El encanto encerrado de Trinidad

– Trinidad es de largo la ciudad más bonita de Cuba. 

Así nos lo contaba nuestro anfitrión de la casa particular en la que nos hospedábamos en Santa Clara. Durante nuestros días por Cuba muchas son las veces que habíamos oído el nombre de esta ciudad, que para ser sinceros, no conocíamos de su existencia antes de llegar a Cuba.

De nuevo una comida de coco para averiguar como poder llegar en transporte para cubanos hasta aquella ciudad. Teníamos dos rutas posibles sobre el mapa, una era la ruta larga pero más cómoda de ir hasta Sancti Spíritus tomando desde allí otro transporte hasta Trinidad ya que las conexiones son buenas y abundantes por una de las arterias principales de Cuba, también teníamos la opción de ir más directamente pero entre las montañas de Manicaragua Tope de Collantes por una carretera mucho menos utilizada y alejada, donde el transporte es más escaso y las carreteras dejan mucho de desear. So guess what, nos decidimos por esta última opción.

La información era desconcertante hasta el momento de llegar a la ‘estación de autobuses’. Gracias al gran consejo cubano de ir lo más temprano posible para pillar sitio en transporte cubano, salimos lo más temprano posible hacia donde se suponía que salían los camiones (buses) de Santa Clara. En Cuba, si madrugas, tienes más opciones de tener sitio en uno de los camiones de cubanos. Nuestros anfitriones nos pusieron un desayuno de campeonato aún en la oscuridad de la mañana y con pena nos despedimos con un hasta la próxima, nos acogieron como si fuéramos sus propios hijos y eso se agradece, si algún día volvemos a Santa Clara les debemos una visita.

Entre gritos de ‘los camioneros’ conseguimos meternos en uno que se dirigía hacia Manicaragua, una miniciudad situada en una carretera solitaria dirección Trinidad. Pudimos hasta ir sentados, cosa complicada en este tipo de transporte por la gran cantidad de gente que viaja. El trayecto fue tan temprano que lo hicimos en la oscuridad. Con el amanecer llegamos a Manicaragua, ya solo nos quedaba encontrar la conexión hasta Trinidad. Nanai de la China, no iba a ser tan fácil como parecía. En la miniestación de Manicaragua nos dicen que hasta la tarde no salía ningún transporte hacia Trinidad. ¿Que quééé? Eran como las 7 de la mañana y nos encontrábamos en un lugar alejado de la mano de Dios. 


– Nos os queda otra que hacer botella (autostop), mi helmano, nos dice un cubano en la estación.

Entre gallinas y pollitos, en la carretera que se dirige hacia las montañas que separan Manicaragua de Trinidad lanzamos el dedo al aire y esperamos a que alguien nos recogiera. Empezamos a desesperarnos cuando vemos que pasa un coche cada 20 minutos, no es que sea la carretera más utilizada de Cuba. En esta parte del país ver un coche muy improbable. Tras una hora y pico  volvemos a la estación aburridos de esperar y preguntamos por una solución. No existe otra solución, o esperamos hasta la tarde o nada, no hay ni taxis disponibles y algún espabilado nos propone llevarnos a un precio desorbitado. Volvemos a la carretera que se dirige hacia Trinidad y lo intentamos de nuevo. 

Para hacerlo más difícil, se ponen algunos cubanos más junto a nosotros a hacer autostop, las mujeres solitarias encuentran fácilmente transporte. Tras un buen rato aburridos esperando pasa un taxi, un taxi para cubanos. Dos mujeres que están también haciendo autostop un poco antes, paran al taxi. Nosotros vamos corriendo para preguntar si podíamos compartir los gastos. Les parece bien y por fin podemos seguir nuestro viaje. Las dos mujeres se bajan tras una media hora y nosotros seguimos, pero solo hasta Tope de Collantes, el taxista tiene que volver. Tope de Collantes es un lugar situado en mitad de las montañas donde hay un parque nacional.

El taxi que nos sacó del apuro

Es normal que los cerdos anden a sus anchas en Cuba

En Tope de Collantes nos encontramos con un centro de información sobre las caminatas que se pueden hacer allí, todo tenía muy buena pinta pero te cobran para todo. No tenemos tiempo para este lugar y seguimos con nuestro plan inicial: Trinidad. Los trabajadores de allí nos dicen que la única solución para llegar a Trinidad es ir en uno de los jeeps que vuelven para Trinidad tras traer a algunos turistas, el precio como no podía ser de otra forma nos duele solo de escucharlo. Nos rebajan pero nos sigue pareciendo mucho así intentamos hacer autostop de nuevo. 

Si en Manicaragua pasaban pocos coches por aquí pasaban aún menos. La gente nos avisó de que nadie nos recogería y que era muy improbable de que pasaran coches por allí. No decaímos en nuestras esperanzas y tras al menos una hora en la que vimos poco más de un par de coches, nos recoge un coche del año de la pera en el que hay 4 cubanos jóvenes, tras dudar un poco de si era una situación segura (4 hombres y Perrine como única mujer) nos dan buena espina y nos subimos en la parte trasera de este dinosaurio con ruedas.El camino va por las montañas y las vistas son espectaculares, ¡esta parte de Cuba es preciosa! Estos cuatro cubanos vienen de alguna parte de la Cuba agrícola y se sentían como Alfredo Landa cuando salió de su pueblo, todo les sorprendía, incluso más que a nosotros. Con sus móviles, también de la época de los dinosaurios, intentan sacar alguna foto por la ventanilla. El acento de ellos era un tanto diferente, cubano, pero más cerrado aún si cabe. Me encanta.

En el coche con cubanos dirección Trinidad

Camino por las montañas de Cuba que nos llevaba hasta Trinidad

Et voilá! Estos chicos tan majos nos dejan en la misma Trinidad, a distancia de a pie del mismo centro. Como habíamos esperado, no nos piden dinero y nos despedimos, les estaremos eternamente agradecidos, cumplimos con nuestro objetivo aunque no fuese nada fácil. Ahora tocaba el ‘round 2, fight’ del día, encontrar una casa particular. Trinidad es uno de los lugares más turísticos de toda Cuba, algo que notamos en el momento. Vemos que muchas casas están ya llenas y eso complica la negociación, las que hay libre nos piden de 25CUC para arriba. Es increíble pero nos damos cuenta de que casi todo el centro de Trinidad son casas particulares, es todo un gran negocio para la ciudad.

Finalmente damos con una vecina que nos hace el favor de dejárnoslo en 18CUC sin desayuno que además está de lujo con incluso aire acondicionado y un saloncito, qué más queremos.

Visitando el centro de Trinidad

Sus calles empedradas, sus casas coloridas y sus aires de autenticidad ya nos convencieron para salir a la calle y conocer esta ciudad UNESCO aunque todo este encanto que llevábamos en mente y que pudimos captar al llegar se estropeó cuando descubrimos su realidad. Una ciudad con precios superinflados para todo, bandas de turistas que casi borraban a los cubanos de sus calles (Trinidad es un lugar pequeño) y una obsesión con vender y/o engañar al turista que nos echaba para atrás. Qué sí; que Trinidad es preciosa y tiene un encanto sin igual pero un lugar así no es lo que buscábamos en Cuba, o al menos fue nuestra primera impresión. Eso sí, ya que estábamos aquí habría que darle una oportunidad, disponíamos de 3 días para ello.

En estos tres días nos patearíamos Trinidad de cabo a rabo, descubriríamos muchos rincones interesantes y conoceríamos a cubanos maravillosos, no era todo tan malo como pintaba.

Su centro viejo está formado de unas calles empedradas encantadoras que están pobladas de casas de muchos colores, coches de los años de mis abuelos y carros tirados por burros. Visitamos su bonita Plaza Mayor donde los turistas se reúnen para beber mojitos por la noche. Allí visitaríamos la galería de arte que es de visita libre (allí mismo se vendían cuadros) desde donde teníamos buena vistas. Allí nos encontramos con obras de arte de artistas cubanos, bien mereció la pena.

Vistas desde la galería de arte

Galería de arte

Cerca de la plaza visitamos el Palacio de Cantero, un lugar con un pequeño museo (muy escaso) que dispone una torre a la que se puede subir para tener una vista 360 grados de toda la zona, esto fue lo que nos animó a pagar la entrada.

La torre de la que os hablo para unas buenas vistas de la ciudad
Una calle de Trinidad con el mar al fondo
Vistas hacia la parte de Tope de Collantes

Existen plazas como la Plaza Carrillo donde los cubanos se reúnen por las tardes cuando el calor va amainando, un gran número pegados a su móvil ya que es uno de los pocos lugares con WIFI disponible. Vimos que había como un local donde jugaban ajedrez y entramos para ver de cerca, todo el mundo podía entrar a jugar así que nos sentamos y empezamos a jugar contra unos cubanos. Al parecer es un grupo de cubanos que se dedican al ajedrez que juegan por toda Cuba y tienen su lugar de reunión en ese lugar. Estuvimos hablando especialmente con uno que nos contó que la intención de ellos es la de salir de Cuba para jugar torneos internacionales, utilizan el ajedrez como vía de escape y sueñan con algún día viajar a través de este juego. Eran unos de los muchos que nos encontramos que odian a su régimen comunista y que se interesaban por cosas del exterior, preguntas inocentes sobre asuntos normales para nosotros.

Cerca de esta plaza fue uno de los pocos lugares donde encontramos comida relativamente barata en un lugar de comida cubana, ya pensábamos que no íbamos a encontrar un lugar así. Ventanillas para los desayunos y jugos para refrigerarnos sí encontramos varios. Muchas cenas fueron pan con cosas que comprábamos para echarle. Fueron dos veces las que nos regalaron pan, una fue preguntando a un panadero que acababa de hacer pan que nos dio una bolsa llena de bollos recién hechos y otra vez cuando el panadero pasó gritando por la calle de nuestra casa particular (me encanta cuando venden cosas a gritos por la calle) cuando le pedimos una barra nos dio dos y no quiso dinero a cambio. Algo que nos pareció raro pero que nos alegró mucho no solo por el hecho de salirnos gratis si no por el gesto, en Trinidad nos encontramos con gente maravillosa a pesar de todo lo que la rodea, no todo el mundo está contaminado por el negocio del turismo.

Restaurante con comida cubana

Cuando nos hartábamos de turistas caminábamos más lejos del centro y nos encontrábamos con estampas muy cubanas e interesantes. Calles preciosas de Trinidad que hicieron que nuestra visita a esta parte de Cuba mereciera la pena.

Las cometas es un juego muy jugado por los niños cubanos, la tecnología es algo inalcanzable para muchos cubanos

Perrine junto a niñas cubanas esperando su turno para los churros.

Una mañana temprano para evitar el calor sofocante caminamos hacia la parte más alta de Trinidad, un cerro llamado Cerro de Vigía donde hay una torre de comunicación de radio. Para llegar allí pasamos por una parte más pobre de la ciudad por la que algunas personas nos pedían ropa o cosas que no utilizabamos (creo que más que para ellos era para vender), algunos insistían demasiado. A una mujer volveríamos y la daríamos unos zapatos que Perrine ya no necesitaba.

Tras un camino bastante empinado y siguiendo un camino que indicaba maps.me llegamos con gotas de sudor en la frente. Allí arriba había un hombre solitario, era el encargado que vive allí mismo con su cachorro, un perro de pocos meses de vida. Este hombre nos recibió con los brazos abiertos, aprecia las visitas y se entretiene un poco, nos cuenta. Nos dejó ir hasta una azotea desde donde se veía todo los alrededores de Trinidad, ¡una vista preciosa! Nos estuvo contando muchas cosas interesantes y nos echamos unas risas, todo lo hacía por su voluntad sin pedir nada a cambio, algo raro en este país. 

Vistas desde la colina
Ermita nuestra señora de la Candelaria

En Trinidad también hay playa

Cerca de Trinidad también hay playa, aunque para ello hay que tomar sí o sí un bus turístico o un taxi compartido. Acabamos de tomar el bus ya que nos salía más a cuentas. Esta playa se llama Playa Ancón, una playa amplia, tranquila y bonita donde hay un resort muy feo comunista donde acuden muchos turistas de origen ruso.

Aquí disfrutamos de esta bonita playa de la que el único pero sería que estaba llena de algas, algo siempre desagradable al tacto. En esta parte de la isla el mar estaba mucho más tranquilo que cuando estuvimos en Varadero

Coincidimos con una pareja de españoles con los que estuvimos un rato hablando que estaban decepcionados de Cuba, ellos habían viajado por este país hacía ya décadas y notaban cambios en muchos aspectos, demasiados. Qué le vamos a hacer, en estos tiempos el turismo mueve masas y cambia muchas cosas, son los tiempos que nos toca vivir, por suerte aún quedan muchos rincones por explorar donde poca gente llega, conservando así su autenticidad.

Trinidad acabó por gustarnos, le pillamos el punto aunque todavía nos siguiera pareciendo un lugar caro para ser Cuba. A pesar de esa mala primera impresión acabó por demostrarnos que no todo va entorno al turismo. Conocimos a gente excelente y fuimos tratados muy bien. El centro, a pesar de estar plagado de turistas (sin llegar a nivel de Dubrovnik, menos mal), es un lugar precioso donde perderte por sus calles cuadriculadas y empedradas que te teletrasportan a décadas atrás en el tiempo.

Teníamos que seguir con nuestra ruta por Cuba, esta vez cambiamos de aguja en la brújula y nos dirigimos de vuelta al oeste, pero esta vez por la costa sur, Cienfuegos nos esperaba.

Pos anterior del viaje: Varadero y Santa Clara, playas caribeñas y visita al Che Guevara

Siguiente post del viaje: Próximamente.


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