Israel

Israel: Día 1: Tel Aviv, la Israel más cosmopolita

Ir a Israel y Palestina se presentaba como un viaje que emprendía en solitario. Estos últimos años habíamos viajado mucho pero siempre en compañía, llevaba un tiempo que quería tener la sensación de experimentar un viaje a un país exótico dependiendo solamente de mi mismo poniendo a prueba mis destrezas y mis debilidades a la hora de viajar. Había leído tanto sobre buenas experiencias de viajes en solitario que me apetecía probarlo, era el momento propio ya que Perrine, por motivos de trabajo, no podía tomar vacaciones. Que mejor lugar para ello que el Medio Oriente, un lugar a donde se puede volar por poco dinero y con un potencial para viajar muy bueno que me atrae mucho. Siendo sinceros, sentía algunos nervios revoloteando por mi estómago antes de salir, mucha incertidumbre mezclada con ilusión y ganas de conocer un lugar nuevo y diferente para mi.

Saldría del aeropuerto de Bruselas a donde Perrine mismo me llevaría en coche. Ya en el control del pasaporte para salir de la Unión Europea empezaron los primeros interrogatorios. Al agente le pareció raro que hiciera escala en Estambul y me preguntó que porqué no iba directo. Mi cara se quedó con expresión de interrogación y le respondí como primero me salió. -El vuelo salía más barato- le dije con voz extrañada. El agente miró hacia abajo y dándome de vuelta el pasaporte me dio la señal de que pasara. No entiendo porque podía sospechar de algo así, sobre todo si se trata de Pegasus que fue la aerolínea con la que viajaba y la que casi todos sus vuelos pasan por Estambul.

El vuelo, la escala en Estambul y el segundo vuelo al aeropuerto de Ben Gurion ya en Israel cerca de Tel Aviv transcurrieron sin problemas. Por el aeropuerto Ben Gurion, un agente joven que paraba a gente al azar o sospechosa de «no-sequé» me detuvo para interrogarme. Preguntó donde dormía, que venía a hacer y si podía demostrarlo (llevaba una copia de la reserva de la primera noche por si acaso) además de otras preguntas cortas, sin más me dejó continuar, ya me avisaron de lo estrictos que son en este aeropuerto internacional. Todavía quedaba pasar por el control de pasaportes para entrar en el país donde me volvieron hacer casi las mismas preguntas y donde me dieron el visado de entrada que no lo sellaron en el pasaporte si no que me dieron como dos papelitos, uno de entrada y otro de salida. Es muy importante no perder estos papelitos si no quieres tener problemas a la salida. Para mi era mejor así ya que con el sello de Israel en el pasaporte hay países en los que te deniegan la entrada, es por eso que lo hacen de esta forma, son conscientes de ello y no hizo falta ni preguntarlo.

¡Ya estaba con los pies puestos en Israel! mi primera tarea en el país era la de llegar desde el aeropuerto hasta el centro de Tel Aviv. Para ello tomé un tren que me llevaba a la estación de Tel Aviv. No fue sencillo comprar el ticket, el hebreo no es algo fácil de intuir.

Para llegar al hostal compartí un taxi desde la estación de tren de Tel Aviv con una española que me encontré en la parada de taxi, se dirigía cerca del hostal al que tenía que ir yo. En plena noche e intentando no hacer demasiado ruido para la gente que ya dormía en el dormitorio donde me tocó me metí en la cama, yo no soy de esos que encienden la luz cuando hay gente durmiendo :P. 

Caminata hasta la vecina e histórica Jaffa

Lo primero que improvisé por la mañana mientras cavilaba estando en la cama del hostal sobre lo que iba a hacer en mi primer día fue la de ir hasta la histórica Jaffa -o Yafo- desde el mismo centro de Tel Aviv a pie por su paseo marítimo, no tan lejos como parecía.

Era temprano y el sol ya apretaba mucho, en pleno junio no me esperaba otra cosa por esta parte del mundo. Tel Aviv tiene playas muy amplias de arena blanca que dan al Mar Mediterráneo y no creáis que porque sean judíos no enseñan las carnes. La primera impresión que me dio Tel Aviv fue la de ser un lugar muy liberal y joven, nada que ver con lo que se piensa injustamente del judío en general. Hay mucha gente al margen de la religión en esta moderna ciudad que hace su vida como en cualquier ciudad desarrollada.

Paseando por el largo paseo marítimo que llega hasta Jaffa, a parte de casi pillar una insolación, vi magnificas playas que invitaban a tumbarse en ellas aunque este viaje no me lo tomaba como de relax, el cuerpo me pedía movimiento, aventura y visitar todo lo que pudiera sin estrés, siempre amoldándome a mi ritmo y a lo que mi cuerpo y mente me pidiera. Jaffa es una ciudad muy muy antigua, estamos hablando de una ciudad pegada a Tel Aviv ¡habitada desde el año 7.500 antes de cristo! Siendo uno de los puertos más antiguos del mundo (¡edad de bronce!). 

Sus primeros habitantes fueron los cananeos y es una de las ciudades nombradas por el Torá judío como ciudad de la Tribu de Dan, una de las Tribus de Israel que mayormente se componía por marinos y navegantes. Ha pasado por innumerables mandatos, como los egipcios, el imperio persa, las cruzadas y el reino de Jerusalén, mamelucos, bizantinos, otomanos, por manos de Napoleón, el imperio otomano, británicos… etc etc. Aunque hoy en día la ciudad esté habitada por mayoría musulmana, Jaffa forma parte de Israel. Es uno de los puntos que bien aprendería en este viaje, Israel tiene en su poder mucho territorio que aunque siga siendo Israel, nada tiene que ver con los judíos ya que su mayoría es musulmana, conocidos como los famosos territorios ocupados. Otro claro ejemplo es Nazareth. Y es que el conflicto Israel – Palestina  es muy complejo y tiene muchos matices que te hacen entenderlo mejor, aunque a veces cueste.

Que sea una ciudad antigua no quiere decir que su estilo sea anticuado. Se nota que es un lugar muy turístico y al igual que Tel Aviv, está todo muy cuidado, reformado y limpio, al menos así me pareció. Con sus edificios históricos y su mercadillo bullicioso de antigüedades hacen que el recorrido que hice por sus calles fuera muy agradable. Entrar en la vieja Jaffa por sus estrechas calles en cuesta, su antiquísimo puerto reformado con algunos pescadores haciendo su faena, llegar a la plaza central Kikar Kedumin con sus museos y edificios bonitos justifican de por sí esta visita imprescindible de la región. Cerca de la plaza de «Old Jaffa» se encuentra el puente de los deseos donde si tocas tu signo del zodiaco con la mano y miras hacia el mar se cumplirán tus deseos…

La famosa torre del reloj de Jaffa
Jaffa

Conociendo las modernidades y playas de Tel Aviv

Jaffa está bien para echar una mañana y así fue como hice, me quedaba más de la mitad del día para patearme Tel Aviv, la segunda mayor ciudad de Israel. Para volver lo hice por la cera de enfrente del camino de ida que está separada de una carretera muy ancha de varios carriles.

Paseo marítimo 
Carteles del judaismo por las calles de Tel Aviv

Volviendo al centro de Tel Aviv me metí por arterias urbanas del sur hacia el centro para conocer la ciudad. A parte de tener muy buenas playas y paseo marítimo es una ciudad con edificios muy altos, muy moderna, con cientos de bares y tiendas para salir de compras por sus largas calles, es agradable moverse por ella. Sus calles con más actividad son Allenby Street, Sheinken Street y King Gorge Street sobre todo en la intersección que hay entre ellas. Sin embargo uno de los lugares que mas me gustaron fue el Mercado Carmel donde vuelven un poco a sus orígenes. Un mercado donde los vendedores te venden sus productos a gritos o incluso cantando. Comida a precios más bajos donde comprar un buen batido de frutas para bajar unos grados la sensación de calor. Por este mercado me compré una camiseta de la cerveza típica de Israel llamada goldstar tras una breve negociación, sí, por aquí también funciona un poco de esta forma.

Edificios modernos de Tel Aviv
Hebreo y árabe unidos por un cartel
Mercado Carmel
Camisetas Goldstar en el mercado de Carmel

El paseo por el barrio Neve Tzedek fue  igual de interesante, conocido por ser un barrio con casas de estilo europeo que fue el primer barrio judío de Tel Aviv y donde actualmente están las casas más caras de la ciudad. Fue por allí donde paré a comer un falafel con hummus mmmm vaya descubrimiento el hummus, para chuparse los dedos. Es una especialidad de los países de esta parte del mundo, no sería la última vez que lo comería. Pasando por la acogedora calle Rothschild fui camino de la playa de la parte más al norte que aún no había visto aunque primero me di un break en el hostal. Por sus calles pude ver que el arte urbano grafitero está a la orden del día en esta ciudad, muchas fueron las obras de arte con las que me encontré.

Banderas israelíes muy presentes en la ciudad
No todo es tan nuevo
Arte urbano en las calles de Tel Aviv

Había mucha gente por sus playas de arena dorada, sobre todo de jóvenes, son unas playas muy buenas para venir de vacaciones de sol. Gordon beach y Hilton beach son dos de sus playas más conocidas y los grandes hoteles que llegan al cielo marcan el skyline de Tel Aviv si lo ves desde la costa donde a sus pies se encuentran sus caros restaurantes. Dio la casualidad de que me encontraba en un día del orgullo gay de Tel Aviv, estando en el hostal ya sospeché de que algo así ocurría en la ciudad. Las banderitas multicolor y el ambiente que había por esta zona de más al norte de la ciudad lo confirmaban. Andando hacia el norte me topé con una playa donde ponían música que estaba plagada solamente de hombres, se concentraban en esta playa para celebrar este día especial para ellos. Seguí caminando hacia el norte donde me tumbé en una playa más tranquila y familiar, ya empezaba a atardecer y el calor menguaba haciendo que estar tumbado al sol fuera soportable, mis pies lo necesitaban, la siesta fue de campeonato.

Vistas cerca del hostal
Banderas gays por toda Tel Aviv

Tras la siesta continué yendo hacia el norte pasando por el puerto antiguo, un lugar famoso para salir de noche. Cerca está el tranquilo parque de HaYarkon con vistas a unos edificiacos donde muchos israelíes vienen a hacer deporte. Desde allí me adentré por calles más adentro sin rumbo fijo pero tirando hacia el sur para hacer un circulo, al final acabé de nuevo en la playa para disfrutar de la bonita puesta de sol que cada día ofrece esta ciudad. Por falta de tiempo y fuerzas tuve de dejar a un lado la zona conocida como Bauhaus que es patrimonio de la UNESCO. Una pena…

Parque HaYarkon
Mercadillo de libros
Atardeciendo en Tel Aviv
Bandera española en una playa de Tel Aviv

Tel Aviv es una ciudad que tiene una costa muy bonita y bien cuidada donde reina un ambiente joven y de vacaciones, todo lo que vi este primer día ya cambió todo de forma positiva de lo que tenía en mente, lo que me imaginaba de lo poco que sabía de Israel. Una ciudad que conserva mercados locales que mezcla edificios de época con edificios modernos altos y relucientes, que conviven con diferentes etnias y culturas, una ciudad más cosmopolita de lo que creía. Quizás lo que menos me gustó hasta ese momento fue la frialdad de algunos israelíes, algo que me resultó extraño tratándose de un lugar tan soleado y mediterráneo como este. A veces tuve la sensación de que tienen un poco de aires de prepotencia aunque simplemente llevaba un día, no me quería quedar con la primera impresión, también me crucé con israelíes muy ‘enrollaos’.

Al día siguiente cogería un tren que me llevaría hasta Haifa, una ciudad costera de más al norte , con sus templos de la curiosa religión Baha’i como atractivo principal.

Sigue el viaje por Israel y Palestina

Próximo post del viaje: Haifa y Akko, siguiendo el rastro de la religión Baha’í

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