Las dos simpáticas mujeres dueñas de nuestro alojamiento en Zlatibor nos esperaban en la puerta para recogernos en su coche y llevarnos a la estación de autobuses. Cerca de allí tienen su tienda de souvenirs y nos hicieron elegir dos imanes para llevarnos gratuitamente, todo un detalle. En la estación de autobuses nos esperaba un minibus lleno de locales que salía dirección Montenegro, nuestro siguiente destino. Atrás dejábamos unos magníficos días por Serbia aunque fueron menos de lo que nos hubiera gustado estar, el plan de viaje tomó cuerpo y queríamos seguirlo, si podía ser, a rajatabla. No podíamos parar a nuestras anchas para poder seguir el plan que teníamos en mente. 2 meses dan para mucho pero no para tanto, la zona de los Balcanes te da muchas posibilidades y a veces se hace tarea compleja tener que elegir donde y cuando parar. Nos guiaríamos por nuestros gustos con la naturaleza y ciudades con historia como principales objetivos. Entrabamos por el norte de Montenegro –Crna Gora– para llegar hasta Žabljak por una frontera muy poco transitada, no es una ruta común para los viajeros y es raro verlos pasando por aquí. Misma lengua y diferente moneda, volvíamos al €. En la frontera pararon el minibus para controlar los pasaportes. El guardia de aduana -con un aire chulesco- creó una discusión entre los que iban en el minibus. No pudimos entender de que se trataba pero si pudimos ver la tensión que a aun habita entre Serbia y Montenegro, estos países se separaron no hace mucho (2006) y todavía algunos parece que no lo han asimilado del todo. A nosotros nos hizo muchas preguntas con un inglés roto mas nos dejó pasar sin peros. No nos gustó para nada la actitud del guardia, era como que quería demostrar quien estaba al mando y solo creo quejas entre los pasajeros. | ||
Camino a Žabljak |
Nuestra primera parada en Montenegro la haríamos -como dije anteriormente- en el norte del país, concretamente para visitar un parque nacional del que nos hablaron maravillas. Este parque nacional es el llamado Parque Nacional de Durmitor y Žabljak es la base para los visitantes y además está en la lista como patrimonio mundial de la UNESCO. Žabljak es más bien una ciudad-resort creado en las montañas aunque existe una buena comunidad de locales que hacen su vida con la naturaleza como principal fuente de recursos naturales.
Llegamos ya por la tarde y nos costó encontrar algo donde dormir, tras dar algunas vueltas y preguntar a la gente con la que nos encontrábamos pudimos encontrar un alojamiento en un cuarto del que se ocupaba una familia montenegrina. Teníamos todo lo que necesitábamos.
Tras acomodarnos en nuestro cuarto y antes de que acabara el día nos fuimos a dar una vuelta por el pueblo. Lo primero en darnos cuentas es la gran colonia de perros que habita en este pueblo. Más que incluso en Sarajevo. Solo tuvimos que acariciar a uno para que nos siguieran 20 perros detrás nuestras, parecíamos Los flautistas de Hamelin de los perros, nos costó deshacernos de ellos.
Nos despertamos muy temprano con mucho frío pero íbamos a estar muchas horas en el parque nacional y no queríamos que nos pillara la noche. Tras un desayuno de campeones en nuestro alojamiento salimos a la calle donde lo primero que hacemos es acariciar a uno de los perros de la calle, menos mal que está vez no vienen 20 como el día anterior. Aquel perro nos acompañaría durante todo el día por todos sitios, es tremendo todo el cariño que pueden dar a cambio de una tan sola caricia, le llamaríamos Lolo.
Desde el alojamiento andamos unos 2 kilómetros hasta la entrada al parque nacional, en la entrada hay un centro de visitantes donde entramos aunque estuvieran todavía medio abriendo. Tras darles un tiempo para abrir nos explicaron las posibilidades, que son muchas, y empezamos nuestra caminata parque adentro.
Lago Negro -Cerno Jezero-
Durmitor es un parque natural con influencias de un micro-clima mediterráneo y alpino con lo que la variedad de especies es excepcional. El parque está formado por valles, cañones y altiplanos además de bosques frondosos, un lugar en el que perderse por su gran variedad de rutas, fue difícil elegir cual íbamos a hacer.
Foto típica de Durmitor |
La foto la puedes poner al revés si quieres 🙂 |
Lo primero que hicimos fue la ruta que va alrededor del llamado “Lago Negro” –Crno Jezero, sin duda, la foto más tomada y representativa de Durmitor ya que no hay que andar mucho para llegar hasta ahí, cualquiera lo puede hacer y la vista es preciosa. Es uno de los 18 lagos glaciares que contiene el parque natural. Un lugar en el que sentarse horas admirando su alrededor. La tranquilidad era perfecta para descansar de todos los ruidos de las ciudades, solo se escuchaban los pájaros y nuestros pasos.
Reflejos en el lago negro |
Estampa clasica de Durmitor |
No podíamos parar de hacer fotos, nos encantan los paisajes montañosos. Será porque vivimos normalmente en Bélgica donde todo es plano plano… con lo que viendo cualquier montaña ya nos llama la atención.
Decidimos hacer otra ruta, esta vez una de las largas. Teníamos tiempo para ello, para eso habíamos madrugado, ¿no? Seguíamos con nuestra nueva mascota que no nos perdía de vista. Lolo no paraba de experimentar con el agua del lago negro, era un cachorro y parecía que era la primera vez que veía un lago, nos reímos mucho de él.
Lolo experimentando con el agua del lago |
Otra perspectiva del lago negro |
Ruta hacia Jablan Jezero
La ruta escogida fue una de 3 horas hacia otro de los lagos glaciares del parque, esta vez nos íbamos al lago amarillo, el conocido como Jablan Jezero. Esta ruta nos llevó por un camino donde gran parte era cuesta arriba, bastante durilla, pasando por algún pueblo y casas sueltas de agricultores al principio siguiendo por el bosque frondoso para llegar a la zona “pelada” de arboles a partir de cierta altura donde las vistas por fin nos daban sus resultados. Pasamos por el punto más alto de la ruta de donde se podía ver a lo lejos el lago negro, una vista espectacular. También se podían ver las llanuras en el horizonte, un paisaje digno de un país norteafricano.
El inicio de mucha de las rutas |
Nuestro nuevo amigo Lolo no podía más, la paliza estaba siendo seria y cualquier parada para echar una foto aprovechaba y se enroscaba en el suelo de donde no se quería mover. Al ver que nos alejábamos, seguía adelante, no sabía donde se había metido, somos unos culos inquietos. De todas formas no podíamos dejarlo por allí arriba perdido, no creo que pudiera sobrevivir, teníamos que llevarlo de vuelta al pueblo fuera como fuere.
Con cuestas como estas |
¡Yes, you can Lolo! |
Empiezan las vistas sin arboles |
Formaciones rocosas de Durmitor |
El lago negro desde las alturas |
Empezamos una pequeña bajada hasta lo que sería el lago que andábamos buscando. La sorpresa fue mayúscula al ver tan bizarro lago, el color era como si de una central nuclear se tratara, amarillo lo que se dice amarillo, algo natural y muy raro. Era el sitio perfecto para echarse una siesta, necesitada, en todo un remanso de paz. Encontramos una piedra lisa ideal para ello. Lolo fue el primero en coger sitio, le siguió Perrine y yo solo me tumbé un poco ya que siempre me gusta explorar la zona y buscar la mejor perspectiva del lugar para la foto, no es siempre fácil. Teníamos un poco la sensación de cuando estuvimos en el lago Marian en Nueva Zelanda, algo que no es fácil de igualar.
Lolo se comportó como un campeón y nos estaba siendo fiel durante todo el camino, todo un ejemplo de perro, un perro que se cría en las calles de Žabljak.
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Descanso pequeño lazarillo |
Lago Jablan |
Con el reflejo de los arboles el lago parece que sea verde |
Las vistas que teníamos tumbados en nuestra piedra |
No le dejamos beber del lago y le dimos de nuestra botella en nuestras manos, no nos fiamos del color |
Tras casi una hora de descanso decidimos volver por el mismo camino. Una vuelta que se nos hizo larga aunque fuera cuesta abajo, las rodillas sufren muchos y junto al cansancio y no esperar mejores vistas, quieres que acabe cuanto antes, es siempre la peor parte del senderismo. ¿No os pasa igual?
De vuelta despidiéndonos de las vistas |
Caminito por las casas de montaña |
Atardeciendo en Žabljak |
Al llegar al pueblo fuimos directamente al supermercado a comprar unas salchichas al perro como recompensa, se lo había ganado. No nos imaginábamos que nos dejara así como así por lo que tuvimos que entrar a una tienda donde no podía entrar y cuando vimos que se alejaba entretenido por otra cosa nos fuimos corriendo hacia el otro sentido, con dolor en el corazón pero no nos quedaba otra, debíamos de seguir con nuestro viaje.
En el restaurante local al lado de nuestro alojamiento nos dimos un festín de carne, es increíble lo carnívoros que son por aquí, perfecto para recuperar todas las calorías que habíamos quedamos en Durmitor a un precio ridículo.
Durmitor es un parque nacional que esta merecidamente el la lista de patrimonio mundial de la UNESCO, su belleza es única, sin duda uno de los parques naturales más bonitos de esta parte de Europa. Nos íbamos felices por haber conocido este rincon del mundo, Montenegro empezaba sorprendiéndonos: un país barato, bonito y poco explotado por el turismo (Quitando Kotor y Budva).
Al día siguiente temprano saldríamos con destino a su capital, Pogdorica.
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