Subidos en el coche de Michelle, con dos perros gigantes encima que llenaban de pelos cada parte de mi cuerpo, viajábamos por paisajes de ensueño dejando Whitehorse a nuestras espaldas. Íbamos con la incertidumbre de dónde apareceríamos, de dónde pasaríamos las próximas 2 semanas y pico. Antes de salir habíamos hecho las compras de alimentos, ya que donde vive ella no hay nada y lo más cercano sería Carcross donde hay cosas básicas (caro) y se encuentra a unos 40 minutos en coche de su casa. Toda nuestra compra semanal nos lo pagó ella, cocinaríamos nuestra propia comida.
Michelle nos contaba sobre sus perros y sobre los viajes que había realizado. Ella ha sido viajera y estuvo en lugares como la India entre otros lugares lejanos al Yukon, no es que sea muy complicado. Fue un largo tema de conversación.
Entre las cabezas de los perros sacaba fotos del precioso paisaje lleno de lagos y montañas.
Michelle ha trabajado casi toda su vida con perros de trineo por lo que es una gran experta en ello. Casi cada año hace carreras como el Iditarod (de Anchorage hasta Nome en Alaska) y la competición de perros de trineo más dura del mundo, el Yukon Quest (desde Whitehorse hasta Fairbanks con un total de 1000 millas), carreras de varios días que hacen en temperaturas extremas que fácilmente llegan a los -50 grados centígrados. Para poder participar cada año en esta prueba de superhéroes necesita patrocinadores ya que necesita los 20.000 dólares para inscribirse. Eso si, ganó un año y se llevó como premio una ranchera 4×4 y una gran cantidad de dólares. Hay documentalessobre perros a trineo donde es una de las protagonistas, digamos que es una mujer conocida en este mundillo.
Ruta del Iditarod |
Ruta del Yukon Quest |
Michelle junto a Jane, que se encargaba de ayudar sobre todo con la tienda de souvenirs |
Esto que íbamos a comenzar lo encontramos a través de la página de HelpX, web en la que estamos inscritos desde hace tiempo, donde la gente ofrece un trabajo a cambio de comida y alojamiento. Nuestro acuerdo fue el de trabajar 3 horas al día con un día de descanso a la semana. Ya hicimos algo parecido en el refugio de animales en Nueva Zelanda.
Tras conducir como media hora por un camino de tierra lleno de baches, llegamos a su casa de madera en medio de la nada. Allí una manada de perros nos daba la bienvenida a ladridos ensordecedores. Allí se encontraba Ed, marido de Michelle, persona que sería la única vez que veríamos porque salía hacia Alberta para un trabajo.
Nos dieron a elegir entre dos lugares para dormir: una casita de madera cerca de la suya o una yurta, edificio típico mongol, un poco más alejado. Ambas sin electricidad ni agua corriente pero con batería de coche donde podíamos cagar cosas y bidones de agua que podíamos rellenar con un fregadero. Elegimos la yurta, nos parecía muy especial dormir en algo así aunque no estuviéramos en Mongolia. Luego nos daríamos cuenta de que no fue la mejor decisión por la claraboya que tiene en el techo, anocheciendo a medianoche y amaneciendo a las 3 o 4 sería un reto dormir con tanta claridad. El baño se encontraba fuera, un baño al que llaman ‘outhouse‘ que básicamente consiste en un agujero en el suelo sobre el que han puesto una plataforma de madera con un asiento. Lo peor era el olor. Parte de la experiencia supongo.
Nuestra yurta |
Calentitos en los días fríos y de lluvia en el interior de la yurta |
En el interior de nuestra yurta con luces gracias a la batería de un coche |
Al siguiente día ya empezaríamos con nuestras tareas. Cada mañana deberíamos de dar de comer a los 60 perros que estaban amarrados a una caseta, es la única forma de poder controlar a tanto perro. Cada vez que alguien se acercaba se oía una ola de ladridos.
Mi sorpresa fue lo bien recibidos que fuimos por los perros. Nos habían contado que los perros de trineo no son para acariciar, que son como perros salvajes. No era para nada así, todos eran adorables, perros muy dóciles que deseaban su momento de atención para ser acariciados. Alguno más tímido y otros demasiado alegres, cada uno con una personalidad diferente. Todos huskies, algunos alaskeños y otros siberianos.
George, uno de mis perros favoritos |
Bruno, uno de los perros timones (que siempre van a la cabeza cuando hacen carrera con trineo). De los más veretanos de la manada |
Les encantaba tener su momento de atención |
Su comida trataba de pienso mezclado con agua. Había que hacerlo así porque son perros que requieren mucha hidratación y de esta manera comen y beben a la vez. Los perros de trineo se entrenan para comer rápido, puesto que en una carrera tienen que ingerir muchas calorías en poco tiempo para poder trabajar bien.
La segunda tarea era llenar todos sus cuencos de agua que había junto a sus casetas y la tercera y más desagradable era recoger todas sus mierdas con un rastrillo y un recogedor y echarlo en una carretilla que teníamos que vaciar en el bosque. Creedme, 50-60 perros más dos caballos es muuuucha mierda.
Lugar donde preparabamos y guardabamos todo lo de la comida de los perros, al lado los bidones de agua y carros con lo que moviamos todo |
Por último, teníamos que preparar la comida para la tarde. Echar en un cubo de pienso con un poco de agua para que se ablandaran. El resto del primer día nos lo dio libre. Nos estudiamos todos los nombres de los perros aunque fuera una tarea casi imposible. Hay muchos que se parecen entre sí que sólo puedes diferenciar por su conducta o si estás ya un tiempo con ellos, sólo nos quedaríamos con el nombre de los más especiales.
La mayoría de los perros estaban en la zona central del terreno. Aparte, en otra zona, se encontraban Superwoman y Gaia, dos madres con sus cachorros que estaban en un terreno mas grande y sin correas.
Gaia con sus hijos |
En otro lugar se encontraban las perras que están en celo para prevenir embarazos no deseados. Normalmente por la tarde también alimentabamos a los perros siguiendo la misma operaciòn de por la mañana.
Entre tareas, teníamos bastante tiempo libre. Era tiempo para jugar con los perros, leer, adornar nuestra yurta, cortar leña, hacer de comer o dar una vuelta por los bonitos paisajes con algunos de sus perros.
Saltos con vistas |
Splash |
Los caballos venían a visitara sus amigos los perros de vez en cuando |
Decorando la yurta sacando mi vena artistica en nuestro tiempo libre |
Como el día que fuimos al lago que se encuentra como a 4 km por el bosque que hay tras la casa. Íbamos con Bruno, uno de los perros más veteranos y que más fácil te acompaña. Para el paseo nos llevamos spray antiosos y un tipo de bengala-petardo (flare) también para ahuyentarlos en caso de verlo a más distancia, algo que se utiliza por esta zona aunque no siempre este permitido.
El petardo en caso de ver osos |
Un gopher o ‘tuza’ |
Los osos en este lugar son fáciles de ver, negros y grizzlies, mejor ir un poco protegidos y caminar un poco más relajados, con tanto perro no se suelen acercar al terreno. Otro de los peligros es la gran cantidad de puercoespines que hay, aunque no para nosotros si no para los perros. Estos huskies son cazadores por naturaleza y en cuanto ven a uno van tras él a matar, con la consecuencia de que quedan llenos de aguijones, pueden llegar a tener clavados en el hocico como cientos de ellos como le pasó al pobre Apollo en una de las mañanas que estábamos por allí cuando encontramos a un puercoespin muerto. Según Michelle, con Bruno podíamos ir mas tranquilos dejándolo suelto aunque tuviéramos que ir un par de veces tras él al ver a un puercoespin a lo lejos
Así quedó el pobre Apollo |
El paisaje tras llegar al lago nos dejó asombrados y perplejos ante tal belleza, os dejo con las palabras que me salieron en una foto que puse en Instagram:
´´Allá muy al norte, en el círculo polar ártico y junto a Alaska, se encuentra la provincia del Yukon. Donde el hombre no puede dominar a la basta naturaleza si no todo lo contrario. Osos pardos y grizzlies, puercoespines, alces y caribúes entre otros andan a sus anchas bajo el sol de medianoche. Lagos y ríos interminables dividen el paisaje de montañas decoradas con brochazos de nieve muy blanca. Restos de una fiebre de oro que trajo a gente de todo el mundo siguen aún presentes, la locura del Klondike es como si hubiera ocurrido tan solo días atrás y sin embargo han pasado ya más de 100 años.
Y aquí nos encontramos, trabajando con 60 perros de trineo en una comunidad llamada Tagish, aprendiendo mucho sobre ellos y de la vida campestre que llevan por aquí, una experiencia muy singular…´´
Algunos días hicimos otras tareas como trabajar en su jardín donde con una máquina aramos y pusimos abono a un terreno donde siembra sus verduras. Un trabajo que hicimos en unas 3 horas en pleno son de verano, menos mal que a estas latitudes no es para tanto.
Tras una semana allí fuimos a ayudar a su negocio. Un negocio que empezó a penas hace algunas semanas y que se encuentra a una hora en coche, no importaba ya que el paisaje por el camino era precioso y muy a menudo veíamos osos negros.
Vamos a trabajar |
Cartel de bienvenida al Yukon que veíamos cada vez que volvíamos del trabajo situado en Columbia Británica |
El lugar se sitúa en el norte de la provincia de Columbia Británica, un trozo pequeño de esta provincia que se encuentra entre Alaska y el Yukon. Trata de dar paseos a los turistas que paran por allí (sobre todo los que se bajan del crucero que para en Skagway, Alaska) en un quad semitirado por los perros como si fuera un trineo por un paisaje impresionante, es toda una experiencia.
Nuestro lugar de trabajo de donde salen los tours |
En el trabajo de Michelle |
Los cachorros también venían a trabajar, era parte del show de la visita de los turistas |
Haciendo agujeros en el suelo para colocar la valla |
Michelle decidió abrir este negocio junto a MC, su joven y simpática vecina, tras trabajar en otro negocio en Carcross. Harto del mal trato que se le daba a los perros decidió abrir su propio negocio. Nosotros ayudamos a construir la plataforma desde donde salen los perros, de poner una valla, de pintar y de ayudar con los perros cuando llegaban clientes. También tienen un pequeño museo y una tienda de souvenirs donde trabaja la graciosísima Jane. Un negocio llevado y construido totalmente por mujeres. A nosotros nos dieron un paseo con los perros para mostrarnos como era. Al no haber nieve se tiene que hacer en camino de tierra y por ende en quad al que se le da un poco de gas cuando los perros están corriendo. Ahí me di cuenta de la fuerza que tienen estos perros, no te lo puedes imaginar. Todos estaban deseando salir a correr pero tenían turnos para descansar.
Pequeño museo con video sobre los logros de Michelle, al lado de una cerca donde se encontraban los cachorros |
Nick era uno de los perros mascota que siempre andaba detras de un palo |
De paseo con los perros |
A veces la comunicación con Michelle no iba muy bien, teníamos la sensación de que siempre estaba estresada con tanto trabajo y a veces por falta de comunicación no sabíamos bien en qué podíamos ayudar, al final nos poníamos a hacer lo que nos parecía oportuno.
En otro día libre cogimos el coche que nos dejó de su madre y nos fuimos a Carcross a echar el día. Lugar más conocido como Caribu Crossing (Paso de Caribúes) ya que es un lugar donde existen muchos de estos animales que a estas alturas del año se encontraban por las alturas y no se dejaban de ver. Era un día lluvioso pero aún así visitamos este diminuto pueblo (lugar más ‘grande’ de la zona). Aprovechamos del internet que dan en el centro de visitantes e hicimos una entrevista de trabajo para un hotel por Skype para un trabajo en un lugar llamado Revelstoke. La cosa fue bien y nos aceptaron para trabajar en algo más de un mes.
Autobuses que pasaban dirección Alaka |
Casas de cultura indígera de Carcross |
Uno de los días, nuestro trabajo fue tener que ir a Whitehorse a recoger la camioneta en la que transporta cada día laboral a sus perros de su casa al trabajo. El día anterior se había roto en camino al trabajo y una grúa se la tuvo que llevar a Whitehorse, el taller más cercano (a hora y pico desde su trabajo). Para ello volvimos a coger el coche con el que fuimos a Carcross y aprovechamos en Whitehorse para hacer alguna compra. A parte de la caravana que habiamos conducido de Los Ángeles a San Francisco, no había conducido algo tan grande, fue emocionante poder hacerlo. Con nosotros se vinieron algunos perros, nos lo pasamos en grande, lo podéis ver en sus caras 😛
¡Vamonos de paseo! |
Para volver a casa tuvimos que ir uno en cada coche, yo llevaba la camioneta que veis en la imagen. Perrine tomó la foto desde el coche que conducia. |
De camino, muy cerca ya de Carcross, paramos en un lugar que no nos podíamos perder estando por allí. Se trata del llamado ‘desierto más pequeño del mundo’. Un curioso fenómeno causado por la última glaciación en esta zona, dejando como huella un curioso desierto de arena muy cerca del mismo Ártico. La arena proviene del cercano Lago Bennett en días de viento. En realidad es un lugar demasiado húmedo como para considerarlo desierto, pero es algo que atrae más al turista curioso como nosotros.
Desierto de Carcross, el más pequeño del mundo |
Los últimos días nos encargó la peor tarea de todas con diferencia. En un cogelador muy grande guardaba carne de todo tipo la cual obtenía de los indigenas de la comunidad de Tagish. Desde carne de caribú, pavos enteros, puercospines y ¿carne de oso? hasta todo tipo de pescado entre otros animales no identificados. El caso es que el congelador no congelaba demasiado bien y el olor que salía de ahi no era el mejor. Nuestra tarea era ni más ni menos que deshuesar toda esa carne, la cual se cocía en una olla tremenda para que fuera más fácil deshuesarla para que los perros se la pudieran comer mezclada con su pienso. El olor de nuestras manos tras una hora o así sacando carne no había quien lo quitara. Al menos los perros estaban locos de contentos cuando veían tal fiesta carnivora, fueron tres días con la misma rutina, hasta que la carne se acabó.
Cara de asco de Perrine del deshueso |
El tiempo en Tagish voló, cuando nos dimos cuenta ya teniamos que salir de nuevo hacia Whitehorse para seguir con el viaje. Fue una experiencia única en la que aprendimos como se trabaja con estos perros tan adorables en uno de los deportes más conocidos del norte de Canadá y Alaska, aprendimos a vivir sin lujos ni electricidad en un entorno natural y salvaje. No sería fácil despedirse de todos los perros. Michelle nos llevaría a un hostal en el norte de la ciudad, cerca de unos termas calientes naturales.
Ya teníamos un plan de lo que haríamos por el Yukon y Alaska ahora quedaba ejecutarlo.
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