Croacia

Qué ver en Zadar y la isla de Pag, visita pasada por agua

– Biiiieeeeeen, nos vamos a la playa, ¡que ganas!… Oh wait! Mira el pronóstico del tiempo: lluvia, lluvia, nublado, granizo, tormenta, lluvia, tornado, tsunami, huracán, meteorito… En este post sobre qué ver en Zadar y la isla de Pag no verás un sol reluciente, pero te cuento lo que vivimos en estas tierras tan acogedoras.

Con este panorama nos íbamos a la costa croata, la famosa Costa Dálmata (me encanta el nombre). Este litoral tiene cientos de islas y una de las costas más bonitas del mundo (si me lo permites). Llegamos en bus desde los lagos Plitvice, saltándonos el parque natural de Plakenica por estas deprimentes razones meteorológicas. Por cierto, es buena base para ir a ver los lagos Plitvice, no pillan lejos. Nosotros ya veníamos con los deberes hechos.

Zadar

Nos plantamos en Zadar, lo decidimos la noche anterior y aún estábamos un poco descolocados… ¿Ir a la costa con este plan tan prometedor? Es lo que hay, tenemos que seguir la ruta más o menos pensada, quizás tenemos suerte y cambia la cosa… Además, la Costa Dálmata ofrece mucho más que playas, cuenta con grandes ciudades con una gran historia y un gran interés cultural. Ciudades como la misma Zadar, Split, Dubrovnik… no nos íbamos a poner morenos, pero tampoco nos íbamos a aburrir. Fueron razones suficientes para autoconvencernos e ir a por ello.

Para llegar hasta Zadar en un viaje a Croacia, si se viene en avión, lo mejor sería llegar por el aeropuerto de Zagreb, muchas compañías aéreas vuelan allí, sin embargo, Zadar dispone de un aeropuerto a donde se puede llegar con la compañía de Ryanair, a un bajo coste, al menos cuando estuvimos nosotros, la estrategia de esta empresa cambia más que los precios.

Ya en la estación de autobuses de Zadar, con las mochilas a cuestas y con paraguas en mano, nos fuimos a pie a la parte nueva donde teníamos el hostal. La estación de autobuses está bastante alejada de la ciudad vieja, pero todavía se puede hacer a pie. Como de costumbre en este viaje, llegábamos por la mañana al alojamiento, dejábamos las mochilas y nos íbamos a la calle enseguida. 

Por cierto, os dejo esta recomendación de hotel que nos pasó un amigo de confianza, tenía muy buena pinta, pero no entraba en el presupuesto. Aquí abajo lo tenéis:


Centro histórico de Zadar

Nos fuimos a pie hasta la ciudad vieja, una ciudad amurallada que nos recibía con esta puerta de acceso, toda una maravilla.



Lo primero en darnos cuenta allí adentro fue que era un día especial. Por todos lados veíamos a grupos de gente bien vestida, con banderas croatas movidas al viento y cantando alegremente música que a nuestros oídos nos resultaba tradicional. Estábamos en época de bodas y parecía que casi toda Zadar lo festejaba. Nos resultaba curioso la forma que tienen de celebrarlo, «así es imposible pasárselo mal» decíamos . Las calles adoquinadas están muy cuidadas y bastante ordenadas, todo sin perder ese esplendor de los edificios históricos de origen romano, que no son pocos.


Zadar ha pasado por manos de romanos, bizantinos, venecianos, austrohúngaros y alemanes; sufrió guerra contra los turcos, fue bombardeado por los aliados en la II Guerra Mundial, destruyendo la mayor parte del casco antiguo. También tuvo su protagonismo con la independencia de Croacia y el conflicto contra los yugoslavos, en un pequeño museo pudimos ver vídeos de las revueltas de esa época, todo un horror. Se puede decir que la gente de Zadar ha sido gente sufrida a lo largo de su historia.

Calle Siroka y plazas del centro histórico

La calle Siroka, que cruza todo el casco antiguo, es la calle más concurrida e interesante. Al ir por ella se pasa por diversidad de bares, deliciosas heladerías y bonitas plazas como la Pet Burana, la Narodni (plaza principal) o por la explanada donde se ven los restos de un foro romano junto a la llamativa iglesia de San Donato, una de las mayores atracciones turísticas de Zadar. Pinchando aquí puedes reservar un tour gratis (Free Tour), por si prefieres que te lo expliquen todo al detalle, sin duda merecería la pena.


Todo el casco antiguo está rodeado de agua, por lo que tiene un largo y bonito paseo marítimo. Presumen de tener uno de los más bonitos del mundo. Vale, está bien, pero tampoco es que sea para tanto. 😈

Se pueden ver algunas de las muchas islas que ocupa esta costa. En algunos momentos nos sentimos como si estuviéramos en nuestra querida Nueva Zelanda. 🥰


Órgano del mar y el Saludo al sol

Relajante y tranquilo sí que fue, aunque, sin embargo, la mayor sorpresa de nuestra visita a Zadar no fueron las ruinas romanas, ni las bodas croatas, ni los apetitosos helados de sus calles, la gran sorpresa nos la llevamos al llegar a la punta del casco antiguo, donde nos encontramos con el curiosísimo Órgano del Mar, un órgano instalado de forma que, según se mueva la marea del mar, hace un agradable sonido musical.

Nos sentamos un buen rato junto a los orificios de donde sale el sonido del «órgano marítimo» para disfrutar de esa relajante sinfonía. 🎶


Justo al lado, todavía con el sonido del órgano, también encontramos otra obra del mismo autor, esta vez es el conocido como Saludo al sol. Trata de cómo unas placas solares en el suelo que recogen la luz solar durante el día, dando un espectáculo de luces de diferentes colores y formas cuando cae la noche, algo curioso de ver. Para ello tuvimos que volver al anochecer. Para hacer tiempo fuimos a visitar otros lugares.

Destacar, aparte de lo nombrado anteriormente, a la iglesia de San Simeone, la catedral de Santa Anastasia, la puerta marina de Zara... Al final tuvimos suerte y el día nos respetó apenas sin lluvia; solo un poco por la mañana, aunque hacía frescoño. ¡Cosas que ver en Zadar y la isla de Pag son unas cuantas!


Algunas fotos más de nuestro paso por Zadar:


Al final del día volvimos al Saludo del sol para ver las luces, había mucha gente que venía a lo mismo, pero tras un rato la gente fue desapareciendo para dejarnos la ciudad antigua casi para nosotros solos.



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Isla de Pag con lluvia no es lo mismo

Tras un día de visita por Zadar nos pareció suficiente, así que decidimos irnos a otro lugar. El día se presentaba muy feo y lluvioso. Nuestro arriesgado plan trataba de ir hasta la isla de Pag y, desde el pueblo mismo de nombre homónimo, alquilar unas bicis para llegar hasta la punta de la isla, a un lugar llamado Lun. El plan pintaba bien…

Todo empezó a estropearse en cuanto nos plantamos en la estación de autobuses de Zadar, ya que nos comunicaron que el autobús saldría a las 14:00, en lugar de las 11:00. 🤕 El caso es que en la oficina de turismo en Zadar nos contaron que salía un autobús a Pag a las 11:00, pero nos informaron mal al parecer. ¡Vaya chasco nos llevamos! Al ser domingo había menos autobuses de lo normal, igual era por eso. 😵‍💫

Decidimos dejar las mochilas en la estación de autobuses y aprovechar las horas de espera yendo de nuevo a la ciudad vieja de Zadar, donde nos dimos una vuelta tranquilamente.

A eso de las 13:00, volvimos para comer algo en uno de los puestos de comida rápida de la estación y para salir dirección Pag. Ya de camino, el paisaje empezó a cambiar radicalmente. De repente, tras pasar el puente que comunica la isla con la península, todo se tornó como si de la luna se tratase.

Todo era de piedra gris, muy diferente a todo lo que habíamos visto por estos lares. Nos preguntamos cómo puede cambiar el paisaje tanto hasta el punto de hacerte sentir como si estuvieras en otro mundo, en tan solo unos km.

El plan bicicletero nos parecía muy atractivo y teníamos ganas de explorar esta isla a dos ruedas tras verlo por la ventanilla del autobús.


Por desgracia, el tiempo era muy lluvioso y así era imposible poder cumplirlo, no lo íbamos a disfrutar, esta lluvia copiosa parecía no dar tregua.

Ya en la ciudad de Pag y sin mucha idea de adónde ir, salimos en busca de nuestro apartamento, uno que se encontraba a unos 2 km a pie al otro lado del río.

Sin nadie por las calles y mojándonos mucho a pesar de llevar paraguas (que difícil es tapar las mochilas), tuvimos que acudir al comodín de la llamada, ya que no dábamos con la casa ni con GPS.

Al final vimos a alguien como esperando en la puerta de una casa, lo que sería nuestro alojamiento. ¡Vaya apartamentazo que teníamos! Las vistas sobre Pag tampoco estaban mal, Pag es un lugar precioso por el que mereció la pena llegar hasta aquí. El precio del apartamento era de apenas 27 €. Aquí puedes echar un vistazo a los hoteles de por la zona:


Como casi siempre en Croacia, el apartamento estaba regentado por una familia que vivía en el mismo lugar, estilo guest house, quienes nos recibieron en la planta baja de su casa, donde su familia veía la televisión y donde pudimos hablar con ellos un rato. Se defendían bien en inglés y nos ayudaron mucho.

Es extraño, pero por un momento nos sentíamos como si formáramos parte de esa familia, tan solo hicieron falta algunos minutos. Al preguntarles donde había un supermercado para comprar para el desayuno, la mujer se levantó y volvió con huevos, mermelada, mantequilla, té, azúcar, sal y tomates, sin tener que darles nada a cambio. La gente croata es así, quizás un poco como nosotros los españoles, abiertos, hospitalarios y dicharacheros. La magia del mar Mediterráneo.

Decidimos hacer una corta visita al pueblo mismo de Pag, un pueblo acogedor que tiene una playa bastante cuidada y bonita, que en temporada alta se pone hasta la bandera, según nos contaron nuestros anfitriones.

Con la lluvia gorda y persistente mojándonos los tobillos, no pudimos disfrutar mucho, así es imposible. Tampoco se veía un alma por la calle, los únicos locos éramos nosotros.

Cenamos bien en un restaurante que hay pegado al río y nos comimos una buena sopa de marisco que, con este tiempo gris y frío, entró de lujo. Luego fuimos a un bar donde tienen esos postres típicos croatas, están increíbles.


Al anochecer volvimos a disfrutar de nuestro bonito apartamento y preparar nuestro siguiente destino. Nos podíamos haber quedado más tiempo en esta isla a no ser por el tiempo. Con lluvia no teníamos nada que hacer allí y el pronóstico no mejoraba a corto plazo. Split sería nuestra siguiente parada donde podríamos disfrutar más a pesar de la lluvia. Esta publicación de qué ver en Zadar y la Isla de Pag me supo a poco, toca seguir descubriendo más de este inexplorado país. Moving on!

 

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