Salíamos de Tirana, un lugar que aun no sea una ciudad que destaque por sus grandes monumentos, sí que presume de tener mucha personalidad, esa personalidad que se transmite en sus calles y que te deja con ganas de quedarte. No había tiempo para más Tirana esta vez, teníamos que dirigirnos hacia el sur para llegar y averiguar qué ver en Berat, la ciudad de las mil ventanas y uno de los lugares más famosos de Albania Let’s go!
Transporte hacia Berat entre bunkers
En un autobús grande y cómodo viajamos por unas carreteras bastante en condiciones, ya que nos encontrábamos en una de las vías más transitadas del país. Atrás quedaron aquellas carreteras infernales que nos tocó sufrir por las montañas de Theth. Aquí en Albania, como ya nos pasara por Asia, entran los vendedores con cajas de cartón para venderte comida, entre otras cosas. Nosotros lo aprovechamos para comprar unos plátanos, que siempre vienen bien para viajar: energéticos y deliciosos.

Por la ventanilla, y como ya comenté en el post anterior de Tirana, vimos bunkers por todos sitios, tanto en mitad de campos de cultivo como entre casas. Los bunkers son algo que pertenecen al paisaje albano, guste o no, es una herencia que ha dejado la desastrosa dictadura albana de Enver Hoxha.


Llegada a Berat entre cánticos
Esta vez teníamos algo reservado para dormir en Berat y gracias a nuestro gps pudimos encontrarlo cruzando el río. Nos recibió Lorenzo, un hombre enérgico y parlanchín. No había quien le parara de hablar. Nos dio mucha información y nos invitó a tomar una copa del vino de su propia cosecha. Hablando en la mesa, nos habló de sus hobbies y, sin pensárselo dos veces, cogió su guitarra y se puso a cantar, su sueño siempre fue ser tenor. Pasamos un buen rato con este hombre tan simpático. ¡Así da gusto llegar a un hotel! Berat empezaba con buen pie. Os regalo un vídeo que grabé de lo que nos cantó Lorenzo, ¡menudo artistazo!

Tras el show privado nos fuimos a conocer Berat de cerca. Se trata de una ciudad que no es muy grande y no hace falta demasiado tiempo para recorrérsela. Berat es ciudad Patrimonio Mundial de la UNESCO desde 2008 y es conocida como la ciudad de las mil ventanas (rareza que es herencia de los otomanos) y por ser la más antigua de Albania. En las fotos comprobarás la razón de todo ello.
Posee 3 cascos antiguos llamados Mangalem, Gorica y Kalaja, y dispone de una mezcla de religiones donde se pueden ver iglesias y mezquitas. El número de habitantes de la ciudad no supera los 50 000.
Qué ver en Berat:
Mirador a Berat, la ciudad de las mil ventanas:
El mejor lugar para obtener la vista típica de Berat, se encuentra cruzando al otro lado del río Osom por su bonito puente. Desde allí podrás sacar la foto perfecta de la ciudad, esa que ves tanto por internet. Si te vas a lo alto de esta parte de Berat, pues aún mejor. Sin duda se trata de una de las imágenes más bonitas de la ciudad.



Iglesia ortodoxa de Berat:
Cruzando de nuevo el puente hacia la parte más viva de la ciudad, llegamos a la iglesia ortodoxa de Berat, donde curiosamente dimos con una pareja de alemanes con los que también coincidimos en el autobús que nos llevó desde Ulcinj (Montenegro) hasta Shkodra (Albania), típicos reencuentros viajeros, apuesto a que os ha pasado alguna vez. Es una iglesia grande y bonita, y se encuentra en la plaza donde paran los autobuses.

Universidad de Berat
Otro de los «nuevos atractivos» es este llamativo edificio (foto de abajo), se trata de la universidad de Berat. Este lugar de culto fue construido de forma reciente. Este edificio mastodóntico desentona totalmente con el skyline de la ciudad. Pienso que han elegido el estilo arquitectónico que no se adapta a la ciudad, aunque también se dice que la variedad es un atractivo, aunque en este caso no bajo mi humilde opinión.




Fortaleza (Kala):
El mayor atractivo de la ciudad, aparte de las vistas desde el otro lado del río Osum para ver la estampa de las mil ventanas, es, sin duda, la fortaleza que vigila la ciudad.
Este castillo minelario/fortaleza que se encuentra en lo alto de la colina sirvió para prevenir posibles ataques otomanos. Para llegar a lo alto hay que subir una buena cuesta por un camino adoquinado. Te suelen cobran algo por entrar, pero en ese momento no vigilaba nadie y nos metimos sin soltar un leke. Lo sorprendente de esta fortaleza en ruinas es que en la extensa zona del interior hay gente que tiene sus casas allí, más de las que nos hubiéramos imaginado. Pasear por el castillo y ver las ruinas es algo que nadie se debería de perderse en su visita a Berat, sobre todo las vistas que se tienen de 360° sobre la ciudad, el río y las montañas de alrededor.






Iglesia bizantina Santa Trinidad:
Quizás lo que más nos gustó de toda la fortaleza fue la iglesia de estilo bizantino, ese estilo que tanto nos gusta. A partir de este lugar nos encontraríamos con muchas más de este estilo, sobre todo por Macedonia, nuestra próxima parada.
Esta iglesia solitaria, situada en todo lo alto de la colina Semiabandonada y rodeada de matojos, tiene un encanto sin igual. Todo ello hace que sea una parada obligatoria en Berat. Son iglesias que han sobrevivido en el tiempo; herencia del imperio bizantino que sobrevive desde el siglo XIII.


Imperio otomano:
De vuelta al nivel del río paseamos por su zona musulmana llenas de edificios religiosos y ambiente turco. Sus mezquitas del estilo otomano son también la herencia de su imperio, con algunas de ellas que datan del año 1417.



Al atardecer, el paseo que hay junto al río se llena de locales paseando, como si del paseo marítimo de Málaga se tratara, junto al río tienen varios bares y zonas de ocio en la que nos tomamos la cerveza que ves aquí arriba. Para cenar nos fuimos al hostal donde Lorenzo nos preparó un plato de pescado para chuparse los dedos.
Dirección Macedonia, objetivo un tanto complicado
Fue solo un día lo que le dedicamos a Berat y nos quedaba un largo camino para llegar hasta Macedonia. A la mañana siguiente cogeríamos un autobús muy temprano para subir de nuevo al norte, teníamos que pasar primero por Elbasan, desde donde teníamos que coger otro transporte que nos llevara a Macedonia por la frontera del lago Ohrid. No fue nada sencillo, pues en Elbasan no encontramos ningún autobús que se dirigiera hacia Macedonia y al parecer nadie lo sabía bien, estábamos atrapados en Elbasan.
Decidimos lanzar el dedo al aire y hacer autostop, no nos quedaba otra opción razonable. Tras mucho tiempo (horas y un poco desesperanzados) con el dedo levantado durante cual varios coches pararon, pero ninguno se dirigía hacia allí, por fin paró alguien que sí lo hacía. Ese alguien era en realidad una furgoneta taxi que nos recogió y llevó acordando antes un precio razonable para nosotros, aunque no nos llevaría a la misma Macedonia, sino justo en la frontera para, desde allí, cruzarla a pie. Antes, el chófer fue a recoger a otra gente en Elbasan, con lo que perdimos mucho tiempo. ¡Cuánta paciencia hay que tener viajando a veces!

La frontera la pasamos a pie sin problemas, con el sello correspondiente en nuestro pasaporte. No nos quedó otra que hacer uso de los taxis que están allí mismo en caza de gente como nosotros. Íbamos sin hotel y para que el taxi no nos saliera demasiado caro, le dijimos que nos llevara hasta la ciudad más cercana, Struga. Desde allí seguimos nuestro camino haciendo dedo hasta Ohrid con éxito, lugar donde dormimos aquella noche tras encontrar un hotel por el móvil. Un día de lo más ajetreado, pero que finalmente salió como planeamos, ya estábamos en Macedonia. ¡Objetivo cumplido!